Sesgos en nuestras decisiones financieras

¿Cuáles son los sesgos que pueden afectar a nuestras decisiones financieras?

El behavioral finance estudia el comportamiento de las personas en el ámbito de la economía y las finanzas, e indaga en cómo algunos sesgos del pensamiento pueden afectar a nuestra toma de decisiones de inversión.

Específicamente, parte importante de la teoría financiera asume que los inversionistas son racionales y capaces de absorber sin sesgos la información que se va revelando a nivel de mercado. Como vimos, el concepto de racionalidad de los individuos es discutible ya que, en la práctica, muchas veces se puede ver cómo se toman decisiones que al ser analizadas en frío (y muchas veces con la tranquilidad que permite el tiempo) podrían parecer controvertidas.

De este modo, las decisiones de compra o venta que diariamente vemos en los mercados no siempre se toman de manera objetiva, ni luego de un proceso de discernimiento riguroso. ¿Qué puede estar ocurriendo? Parte de esto se estudia en la rama conocida como behavioral finance, que estudia el comportamiento de las personas e incluso puede asociarse con disciplinas que en un comienzo podrían parecer muy distantes, pero que al reflexionar un poco vemos que tienen bastante en común.

¿Cómo afecta el behavioral finance a nuestra toma de decisiones diarias?

Uno de los focos de atención del behavioral finance se relaciona con el estudio de heurísticos y sesgos. ¿De qué se trata todo esto y por qué podría serle útil a un inversionista? Vamos por partes.

Los seres humanos nos vemos enfrentados día a día por una gran cantidad de decisiones, algunas de las cuales no pasan necesariamente por un proceso de reflexión, sino que son respuestas más automáticas.

De este modo, frecuentemente debemos decidir respecto de qué ruta elegir para llevar a los niños al colegio o para ir al trabajo, qué plato del menú escoger al ir a un determinado restaurant o la marca de mayonesa que uno compra en el supermercado.

Probablemente, para estos casos de la vida cotidiana tengamos algunas respuestas más o menos automáticas, ya que la ruta que seguimos a diario es algo bastante rutinario; al llegar a un restaurant nuevo pedimos algún plato que nos resulte familiar ante la dificultad de escoger dentro de una carta completamente nueva; o al ir al supermercado escogemos frecuentemente la misma marca de nuestros productos habituales, con los cuales ya hemos tenido una buena experiencia anterior.

Estas respuestas algo más automatizadas nos permiten una mayor eficiencia, así como un ahorro de tiempo y energía bastante notables, pero no necesariamente son las que podrían maximizar nuestra satisfacción. Claramente podríamos tomar mejores decisiones si cada una de ellas fuera meditada de forma concienzuda, sin embargo, todo tiene un costo y probablemente nos parezca poco atractivo destinar media hora de nuestro día a escoger racionalmente en el supermercado la mayonesa que mejor se ajuste a nuestras necesidades.

¿Qué son los heurísticos y los sesgos?

Aquí es donde entran en juego los heurísticos y los sesgos. Los heurísticos son una serie de reglas que nos vamos fabricando con el objetivo de poder reaccionar rápidamente a ciertos estímulos. Es como si se tratara de atajos mentales ideados para ahorrar tiempo y energía a la hora de tomar decisiones.

¿En qué se basan estos atajos mentales? Pues en experiencias personales, intuición, prejuicios, ideas formadas anteriormente, etc. Es decir, en su mayoría en aspectos subjetivos. Muchos de estos, además, se encuentran teñidos por una serie de sesgos que todos tenemos en nuestra mente, los cuales afectan nuestra toma de decisiones; y no solo hablamos de decisiones cotidianas, sino que este tipo de sesgos y atajos mentales también pueden afectar nuestras decisiones de inversión.

¿Cuáles son los sesgos más comunes y cómo pueden afectar en nuestros resultados financieros?

El sesgo de afinidad es bastante común y lo que hace es que los individuos prefieran aquellas cosas que les resultan más familiares o conocidas. Esto podría llevar a que un inversionista sobrepondere en sus carteras activos que le sean más cercanos, como bonos o acciones locales, siendo más reticente a invertir en activos internacionales o instrumentos que le parezcan más lejanos, como pueden ser los activos alternativos (inversiones relacionadas al sector inmobiliario, private equity y private debt), que hoy constituyen una atractiva alternativa de inversión.

Otro sesgo que frecuentemente se presenta es el sesgo de exceso de confianza, en donde las personas pueden caer en el error de sobreestimar su capacidad no solo para entender lo que ocurre en los mercados, sino que también para proyectar lo que ocurrirá a futuro en ellos. El riesgo que se corre con esto es, por ejemplo, a:

  1. Tomar decisiones apresuradas.
  2. No medir correctamente el riesgo de las operaciones.
  3. Tener excesiva concentración de las carteras en pocos instrumentos sin mantener una diversificación correcta.
  4. Reducir el comportamiento de los mercados a solo un par de factores, siendo que el mundo de las inversiones suele ser bastante más complejo.

Aplicar las finanzas conductuales para invertir mejor

Visto lo anterior, ¿cuál es la utilidad de esto y cómo puede ayudarnos a obtener mejores resultados? En primer lugar, es relevante intentar, en la medida de lo posible, entender cómo funciona la mente de las personas, ya que esto incide en las decisiones de mercado y en el proceso de formación de precios.

En segundo lugar, esto entrega la posibilidad de entenderse a uno mismo, con el objetivo de evitar caer en comportamientos poco racionales y aminorar, en la medida de los posible, los sesgos que puedan estar incidiendo en nuestros procesos. Finalmente, saber esto nos permite mejorar nuestra toma de decisiones, pudiendo tomar medidas para detectar y controlar los sesgos que tenemos.

Probablemente, el plantearse un estilo de inversión de largo plazo nos permite mitigar el riesgo de caer en sesgos y de adoptar decisiones poco racionales, al no estar buscando obtener beneficios instantáneos de manera constante.

Por otro lado, el contar con asesoría de expertos en la materia es una buena forma de reducir los sesgos. Estas son personas dedicadas por completo a seguir los mercados, que pueden sugerirnos una correcta diversificación de nuestras carteras y que, además, se dan el tiempo de buscar las mejores alternativas de inversión con criterios técnicos. Se trata de una forma de combatir los sesgos y de una excelente opción de obtener mejores resultados para nuestras inversiones.

Jorge Herrera Álvarez, Jefe Estrategia de Inversión Principal AGF
Ingeniero comercial, Máster en Bolsa y Mercados Financieros (IEB), España.

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